ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

“SU ESTADO ES DELICADO.
DEBATIÉNDOSE entre la vida y la muerte se encuentra un campesino del Municipio de Tamasopo el cual fue herido a puñaladas en varias partes del cuerpo y posteriormente arrollado por auto “fantasma”.
LOS HECHOS, según el parte dado por la Policía Judicial de ese lugar, se suscitaron en una cantinucha que se encuentra en ese lugar, cuando la propia víctima y su atacante ingerían grandes cantidades industriales de cerveza.
AGREGÓ el titular del cuerpo policiaco que, la víctima a parte de ser herido a puñaladas en forma salvaje, de cuyo ataque se puso a salvo corriendo velozmente, fue de nuevo herido pero por un auto lanzándolo a varios metros de distancia a consecuencia de lo fuerte del impacto”.

La noticia encabezó la página principal del “Diario de Valles” en su edición 1130, de fecha 13 de Marzo de 1980, bueno, solo el título: “JORNALERO ACUCHILLADO”, a enorme molde, clásico en éstos periódicos que suelen, en esporádicas ocasiones, enmarcar las trivialidades populares manchadas con sangre, para sorprendentemente transformarlas en acontecer histórico, de máximo interés social, episodio de vida trascendental, y las pregonan a todo pulmón esperando ser recompensados por un público ávido, morbosillo, cruel e ingrato; pero lector.
El desarrollo de la nota se presenta en la página número 12, última del sencillo medio impreso informativo.

Sin más datos que los expuestos, resulta aventurado ir más allá sin el peligro de divagar entre la realidad, lo creíble y lo anormal, verá usted, eso de creer que fue arrollado por un auto fantasma y que minutos antes bebía grandes cantidades de cerveza pues, como que hace a uno pensar que no solo bebió sino que además, el tipo éste, pues fumó algo, no se, antes no mencionó ser arrollado por un elefante. Quizás no se da más información para no entorpecer las arduas investigaciones de la policía, pero es que dejan muchas interrogantes, por ejemplo si el personaje salió corriendo a gran velocidad, ¿quién chocó a quién?, si fue acuchillado salvajemente, si escapó corriendo como salvaje y chocó como bestia y arrojado como otra tanta, pues que resistencia, digna de un tamasopense que suelen salir de cantinuchas.

Reza un dicho popular que “cuando te toca aunque te quites y cuando no te toca; aunque te pongas”. Aquí, a nuestro anónimo campesino, el vivaracho y vulgar aseveración encaja cruelmente, como predestinado a sucumbir después de los excesos de alcohol o de la velocidad.